SINGULARIDADES SOBRE EL VINO
EL VINO DEBE RESPIRAR ¿El vino no debe ser descorchado unas horas antes?
Los vinos que se benefician con el aire provienen de lugares específicos y se hacen en cantidades pequeñas, por lo que la mayoría de vinos pueden ser servidos directamente de la botella recién abierta.
OLIENDO EL CORCHO ¿La calidad del vino se puede saber oliendo el corcho?
La única información que puede proporcionarnos el corcho, aparte de la marca de fabricante y el año de cosecha, es saber si está roto, si tiene moho o si hubo alguna filtración grave. La calidad del vino solo se puede conocer probándolo.
DONDE GUARDAR ¿Es indispensable tener un lugar especial para almacenar el vino?
Para almacenar el vino, no es necesario tener un sitio especial, basta con un armario o alacena. Solo necesitas asegurarte de que el vino permanezca acostado y ponerlo en posición vertical unas horas antes de abrirlo.
TEMPERATURA DE SERVICIO ¿Los tintos se sirven a temperatura ambiente?
En el siglo XIX, cuando no se conocía la palabra calentamiento global y la temperatura ambiente solo alcanzaba los 17 grados, esto era totalmente cierto. Sin embargo, en la actualidad lo recomendable es enfriar la botella 15 minutos antes de servirla, de lo contrario debido al calor el vino cambiará de aroma y el alcohol se pronunciará en su sabor.
TIEMPO DE DURACION DEL VINO
No todos los vinos tienen un tiempo de duración muy extenso, por ejemplo los vinos rosados deben ser tomados el mismo año de la vendimia, los blancos solo pueden esperar dos años y los tintos pueden durar solo hasta cuatro años. Los vinos que se benefician con el paso del tiempo son un mínimo dentro de los tintos y cosecha tardía.
Para disfrutar del vino, busca un lugar tranquilo, en silencio, con buena luz y déjate guiar por su color, su aroma y su sabor. Así se cata un vino.
Te damos las pautas para que disfrutes del vino tranquilamente, para analices su color, y aprecies los matices de su aroma y su sabor. Busca un buen vino y un momento de paz.
Observa el vino con buena luz y sujetar la copa por la base, distanciándola de nosotros para comprobar que el vino no tiene extraños, la intensidad del color, si tiene o no burbujas y, sobre todo, su claridad
Acerca la nariz a la copa y huele. A continuación debemos mover la copa provocando un movimiento de rotación en el vino, con lo cual se liberan los aromas, para volver a inhalar profundamente el olor del vino, esta vez con mayor detenimiento.
Toma un sorbo que te permita saborear el vino en toda boca, pero no tan grande que tengamos que hacer el acto reflejo de tragárnoslo.
Debemos saborear el vino y hacer que se desplace suavemente por nuestra boca, algo muy útil, ya que permite que boca y nariz trabajen en equipo.
Si tenemos un poco de experiencia, podemos abrir la boca un poco, lo que permitirá la entrada de aire, enviando así los aromas desde el fondo de la boca hasta el bulbo olfativo.
Ahora solo le falta...¡Elegir el vino!
